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Entrevista a Jordi corominas

Actualizado: 16 abr 2022







Entrevista a Jordi Corominas


Jordi Corominas (Barcelona, 1979) es escritor y periodista. Colabora en medios como El Confidencial, RNE o Catalunya Plural, además de presentar Históricos Anónimos en La 2. Ha cultivado la novela, la poesía y el ensayo, además de traducir a Jean Cocteau al castellano y fundar Loopoesía, proyecto experimental presentado en España, Europa y Sudamérica. Paseante reivindicativo en general, y de Barcelona en particular, entre sus títulos se encuentran Barcelona 1912: El caso Enriqueta Martí, El último libro de la Vieja Europa, Paràgrafs de Barcelona o Lo invisible, publicado en Tres Hermanas. En En septiembre publicó el ensayo La Ciudad Violenta. (Península)





Jordi, tu última novela Lo invisible ocurre durante un intervalo de cincuenta minutos y en un área de quinientos metros. Describes la indiferencia de una pareja que observa una pelea entre un magrebí y un blanco sin intervenir en ella. ¿Es el reflejo de la sociedad actual o de la que nos espera?


Es interesante que te hayas fijado en la pareja que observa, porque es la cadena que permite al lector mirar la pelea entre el chico periférico y el pijo parisino. Esa lucha idiota en un ángulo de París, un domingo por la noche, sin ninguna cámara registrándolo, tiene muchos elementos interesantes, por eso me decanté por escribirla. En mi caso me cuesta mucho ir a por una novela, debe reunir condiciones muy especiales, y en Lo invisible se daban todas.



En este libro ofreces al lector tres relatos alternativos sobre los posibles desencadenantes de la paliza. ¿Podemos pensar que es un juego literario?


Los relatos alternativos surgen sobre todo desde mi curiosidad, imposible de resolver, por cómo, de repente, los dos protagonistas supuestos, también podrían serlo el chico y la chica al otro lado del boulevard Magenta, terminan por coincidir en un punto tan anómalo de una gran ciudad, hasta pelearse en la soledad de ese silencio dominical.


En todo texto mío hay algo de juego literario desde mi obsesión por la estructura textual, el lenguaje y el curso de los acontecimientos.

A colación de esto no está de más mencionar como el libro, pese o quizá por sus particularidades, lleva un buen camino, sólo lastrado a nivel de prensa por la pandemia, al salir justo antes, aunque si te soy sincero también creo en cierto temor de la crítica al no ser una novela normal en el panorama español, tanto por las temáticas hilvanadas como por su estilo.



¿Cómo se te ocurrió esta trama?

La trama surgió al ver el suceso, no engaño a nadie. Sin embargo, el narrador podría ser cualquiera desde la pasividad de nuestra época, barroca, basada en la observación sin más, efímera a partir de esto, tendiente a la amnesia desde la velocidad y el culto neoliberal al individuo, donde todos nos sentimos diferentes pese a ser iguales en el rebaño.




En septiembre publicaste un nuevo ensayo en la editorial Península, La ciudad violenta. ¿Puedes avanzarnos de que habla?


En septiembre de 2019 acordé estudiar la Historia de la violencia contemporánea en Barcelona. La investigación y el proceso de escritura me pillaron al inicio de la pandemia y, a diferencia de otros colegas, el tiempo me vino estupendo para moldear el conjunto, donde abordo la violencia político-criminal de mi ciudad de las Bullangas de 1835, una revuelta primitiva con visos de modernidad, hasta 2019, con protestas primitivas bombardeadas de relevancia por nuestra modernidad. Por lo demás tiene tres partes. La primera abarca de 1835 a 1929, porque hasta esa fecha la violencia política predomina. De 1929 a 1991 me enfoco más, con excepciones, en la crónica negra, pues una gran ciudad puede entenderse década a década desde su historial criminal. De 1993 a 2019 mezclo ambos temas para intentar comprender el presente. Es un ensayo del que me siento muy satisfecho, y sin falsa modestia puedo saber que será referencial en su materia, también sé que algunos intentarán pervertir las ideas de algún capítulo.

Lo veremos.



Eres periodista y colaborador en RNE, Catalunya Plural y en El Confidencial. ¿Si tuvieras que escoger entre escribir artículos periodísticos o novelas, con qué te quedarías?


Cada una de mis actividades es parte de mi mosaico.


La radio es una droga muy fuerte,

estoy en tres programas, antes en cuatro, y aumentaría el número. En Radio 5 Valle Alonso, Francisco Javier Fernández Nieto y servidor damos todo por el servicio público al recuperar mujeres olvidadas y necesarias en Mujeres Malditas. En Radio 3, desde Todos somos sospechosos, mi equipo con Laura González es muy fuerte y nos lo pasamos pipa alterando el género biográfico para intentar aquello de aprender divirtiendo, el rigor puede asociarse con la risa, más aún en una época tan conservadora pese a que la vistan de falsa progresía. En ràdio 4 llevo once años en Wonderland, primero con Rosa Gil, luego con Marc Hernández y ahora con Olga Rodríguez, todos estupendos y yo encantado de transmitir cultura en mi lengua materna.

La prensa escrita me ayuda a mi labor de escritor, pero si te soy sincero ya no sé si puedo definirme así, porque mis actividades surgen de eso, pero para mí la clave es la mezcla de todo desde la exigencia. En El Confidencial la sintonía es perfecta y mis artículos quieren ofrecer algo cada vez más escaso en España: divulgación de temas europeos, sin cortapisas. En Catalunya Plural investigo Barcelona, la reconstruyo cada jueves en las Barcelonas.




Dentro de tus facetas polifacéticas, también eres reportero fotográfico y nos deleitas con tus retratos sobre Barcelona. Me gusta mucho la singularidad de algunos rincones de nuestra ciudad. ¿La cámara hace al fotógrafo o el fotógrafo la cámara? ¿O es lo que se llama tener un buen ojo fotográfico lo que importa?


El tema de la teoría fotográfica me ronda la cabeza, pero claro, la uno al paseo. Salgo con mi Canon para documentarme, pero bien, cuando tenía veintipocos años expuse en alguna galería barcelonesa y pasé un corte para ser fotógrafo de Magnum, hay un pasado en las fotos barcelonesas.


A lo largo de la pandemia acumulé casi cien mil imágenes de la ciudad, y eso seguirá.

Digo la cifra no para apabullar, sino porque creo en ese material como documento de lo vivido, si bien me centro en arquitecturas, trazados y formas urbanas.



¿Una imagen vale más que mil palabras?

Una imagen puede decir mucho y tener infinitos matices, pero estos abundan también en las palabras. La fotografía y el cine han ahorrado la virtud descriptiva de mucha literatura, aun así deberíamos meditar sobre el tema, al menos a nivel editorial, porque la cantinela del público prefiere novelas cortas me parece idiota: a la gente debe tratársela de igual, con inteligencia, pero hablo como ciudadano, no desde la perspectiva de consumo, hegemónica desde hace décadas, porque la Cultura es lo de menos.



Jordi ¿qué proyectos te esperan?

Se acaba de emitir en La 2 Históricos Anónimos mi primera experiencia como presentador de un programa y coguionista. Es otra expresión de lenguaje, y al rodarlo en pandemia todo el magnífico equipo, con el que deseo juntarme para una segunda merecida temporada, se unió más, muy conscientes de deber explicar estos episodios de Historia nacional de forma distinta, sin renunciar a la divulgación rigurosa. La recepción es muy buena, y estoy encantado.

Por lo demás el futuro, al menos a nivel de proyectos, lo otro siempre es incierto, está a tope. Espero respuesta de un manuscrito de viajes pre-pandémico, a completar con otro post, y terminaré mi libro más difícil, la biografía de un amigo fallecido en abril de 2020. Le prometí que escribiría su vida antes de esto, pero las circunstancias le han dado otra dimensión y creo haber superado el duelo, sólo lo creo, a través de la escritura, sin ser el manuscrito nada de literatura plañidera, es más bien una novela de Barcelona muy ambiciosa, aunque tampoco sé si es una novela.

De cara a lo venidero manejo otras ideas literarias y no me cierro nada en otros campos. Es menester tocar las narices, porque quizá mi nombre suene un poco, pero otro día hablaremos de cómo es trabajar sin capillitas y vetado en algunos lugares por expresar con libertad ideas políticas en general vinculadas con el federalismo y un progreso auténtico desde la creencia en Europa, rechazando nacionalismos y populismos vacíos de contenido, hinchados de retórico y por eso mismo muy peligrosos para el sentido común. Esto lo comentamos en la siguiente.


Muchas gracias, Jordi


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