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Entrevista a albert bertran





Me licencié en periodismo y estudié Dirección de cine en Nueva York. Trabajé varios años en comunicación, estudié dos postgrados de guión (cine y de televisión). He trabajado como guionista creativo para diferentes agencias de publicidad y actualmente estoy cerrando un guión de largometraje con Filmax, escribiendo mi segunda novela y lo combino con mis tareas como director de comunicación en el Puerto de Sitges-Aiguadolç.





Albert, tu novela “La memoria eres tú” tiene un poder adictivo. El lector se siente atrapado con la trama trepidante desde la primera página. ¿Cómo se consigue este éxito?


Pues no lo sé. Ojalá tuviera la receta del éxito. Lo único que intento es que el lector no se aburra. Que disfrute del viaje y empatice con los personajes. Y darle muchos elementos pero presentándolos de una forma sencilla. Recuerdo que lo que más odiaba cuando leía eran esas partes largas que no me llevaban a ningún lado más que admirar la prosa del escritor. Y eso hay gente que le gusta, pero a mi enseguida me cansa y dejo de leer. Supongo que también se debe a que nunca he sido un lector voraz. Yo necesito que pasen cosas para engancharme. Y supongo que reflejo eso también en lo que escribo.



¿Qué hay de real y de ficción de tu abuelo en esta obra? ¿Es un homenaje a su historia?


Es un homenaje a su historia y a la de tantos otros. A nuestros abuelos y a esa memoria histórica viva que, poco a poco, se nos está yendo. Un homenaje a las historias contadas…


En la obra hay mucho de real y mucho de ficción. Y en realidad ambas son necesarias porque unas retroalimentan a las otras.

Me encanta jugar con la historia y moldearla. Llevarla a mi terreno. Es la manera de que mi protagonista no solo presencie la historia sino que participe en ella. Me encantaba como Forrest Gump recorre la historia con esas licencias que se toma, por ejemplo, al enseñarle los pasos de baile a Elvis Presley. O como Indiana Jones en la última cruzada choca con Hitler y este y le firma el diario que precisamente andan buscando todos los nazis. Son guiños a la historia pero sobre todo son escenas maravillosas porque el protagonista no es un mero espectador sino que se involucra y participa activamente en ellas. Y eso siempre me ha despertado una sonrisa.



Franco, Hitler, Hemingway, La Bella Dorita, Toro Sentado son algunos de los personajes con los que se va a encontrar Homero, el protagonista. Aquí hay mucho trabajo de documentación detrás. ¿A qué fuentes has recurrido?


Libros, webs, hemerotecas, prensa de la época, documentales, revistas… Todo lo que me he ido encontrando a lo largo de estos años. Y en muchos casos no elegía a los personajes históricos y me documentaba sino que al documentarme sobre la época me aparecían sus nombres y si me gustaban me los quedaba. Pero yo no soy ningún historiador, ni lo pretendo. Mi trama siempre va por delante de la historia. Lo único que busco al documentarme es tratar de no decir ninguna barbaridad.



¿Cuál de los personajes históricos que aparecen en tu novela te ha resultado más difícil de describir o de situar en tu trama?


En realidad ninguno. Supongo que por eso quedan tan bien encajados en la trama. No entran a empujones sino que da la sensación que pertenecen a ese momento de forma natural. Pero si que me dio rabia tener que dejar a otros fuera. Charles de Gaulle, Picasso, Édith Piaf… Los tenía en la historia pero llevaban a mi personaje a otro lugar y otro mundo que no tocaba. Alargaba la historia y se notaba demasiado que llevaba a mi protagonista hacia ellos a la fuerza. Y como decía antes, la trama siempre va por delante de esos guiños históricos.



Aparte de escritor eres guionista y esto se nota en algunos los diálogos. Son agudos e ingeniosos. ¿Qué te supone un mayor reto: guion o novela?


El reto es empezar de cero y crear una historia y unos personajes maravillosos. Cuando lo tienes, todo lo demás se vuelve más fácil. Ya sea escribir el guion o la novela.


El guion te curte más y la novela te ofrece más libertad aunque viene acompañada de mucha soledad.

Pero para mi es como elegir entre papá o mamá. Sea como sea, me encanta escribir diálogos, probablemente sea lo que más me gusta porque es la mejor fórmula para dar vida a los personajes y al mismo tiempo controlar los tempos y el ritmo de la trama.





Rosa Montero me enseñó en una charla con ella que existen dos tipos de escritores: el de la brújula y el del mapa. ¿Tú con cual te identificas?


Pues no tengo ni idea. Solo he escrito un libro en mi vida y aún intento recordar como lo he hecho, ja,ja,ja. Te diría que una va muy ligada a la otra. Igual la brújula. ¿De qué me sirve un mapa si no sé en que dirección voy? O el mapa. ¿De qué me sirve saber en que dirección voy si no sé cuál es mi destino?


No sé si me vas a dejar pero me quedo con la brújula y el mapa. Y si puedo añadirle un sextante, un astrolabio, un gps y un “sherpa de las palabras” también me los quedo.


La pandemia nos ha afectado a todos. Sant Jordi, las presentaciones en librerías o bibliotecas parecen cosa del pasado. ¿Cómo te mueves en estos tiempos tan difíciles?


Yo intento disfrutar de todo. Tenemos la suerte de poder conversar con los lectores gracias a la redes sociales, de recibir sus opiniones, felicitaciones, preguntas, dudas… Por supuesto que me da mucha pena perderme todo eso. Sobre todo porque nunca lo he vivido y no te engañaré, es un sueño que he tenido toda mi vida. Pero hay cosas más importantes. En ese aspecto me siento un afortunado. Yo estoy bien y los que quiero están bien. No me atrevería a pedir nada más.



¿Nos puedes desvelar si estás trabajando en un nuevo proyecto?


Tengo una idea que va cogiendo forma aunque aún está algo verde y un guion con Filmax con el que llevo unos años y que está llegando a su punto y final. Poco más puedo decir.




Si queréis otra entrevista de un joven escritor:


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