Elia Barceló (Elda, Alicante, 1957). Se la considera una de las escritoras más versátiles de la narrativa española y es una de las autoras de mayor prestigio internacional. Ha publicado más de treinta novelas, realistas, criminales, históricas..., unas para adultos y otras para jóvenes, y unos noventa relatos, en España y en el extranjero. Ha sido traducida a veintidós idiomas con gran éxito de público y crítica, consolidándose como una de las voces españolas de mayor proyección en la narrativa actual, así como un referente del fantástico y la ciencia ficción en lengua hispana. Es autora de obras que han tenido una gran acogida entre el público como, El color del silencio, El secreto del orfebre, Las largas sombras, El eco de la piel y La noche de plata, algunas de las cuales se han adaptado al cine y la televisión. Muerte en Santa Rita, Amores que matan y La soga de cristal son las tres primeras de un conjunto de cuatro novelas que reflejan las cuatro estaciones del año y cuatro generaciones de la familia Montagut.
Ha obtenido numerosos premios. Entre ellos, el Premio Nacional de Literatura en la modalidad de Infantil y Juvenil en 2020 por El efecto Frankenstein, cuya segunda parte, El síndrome Frankenstein, acaba de aparecer.
Durante muchos años fue profesora de Estudios Hispánicos en la Universidad de Inns-bruck, en Austria. Ahora se dedica a la escritura a tiempo completo.
Querida Elia, es un placer tenerte de nuevo en mi Blog. Hoy nos vienes a hablar de la primicia de tu nueva novela La soga de cristal. El descubrimiento de una soga colgada de un árbol y los oscuros secretos familiares que guarda Sofía O’Rourke, la anciana escritora y dueña de la finca, impulsan la investigación de Greta, su sobrina, para reconstruir la historia de los Montagut-O’Rourke. Antes de abrir el libro, nos fijamos en la portada, una imagen inquietante que ya atrae al lector. ¿Qué fuerza tienen las portadas?
Las imágenes son muy poderosas. Eso lo sabemos desde siempre. Todos conocemos la famosa frase de “una imagen vale más que mil palabras”, cosa que no necesariamente suscribo, siendo escritora.
Quizá la cubierta de un libro sea como la música en una película: un elemento que ayuda a crear el ambiente, a definir el tono de la narración y conducir las expectativas de quien va a leer la novela.
Yo soy muy visual y concedo muchísima importancia a los colores, además de ser una gran amante de la pintura en general, de modo que para mí las cubiertas tienen una gran relevancia. No solo las propias, claro. En muchas ocasiones, cojo un libro en una librería porque me llama la atención su cubierta y, cuando se trata de las mías, hago todo lo posible para influenciar el resultado final.
Santa Rita, el antiguo balneario dónde transcurre la trama, tiene tanta personalidad que se convierte en uno de los protagonistas de la novela. Tienes mucho talento en describir los ambientes. Todavía me acuerdo de la hermosa biblioteca en tu libro La noche de plata. La ambientación es fundamental para construir las tramas. ¿Cómo se consigue? ¿Es pura imaginación?
Estoy de acuerdo en que la ambientación es fundamental, y mira que yo nunca me he considerado una escritora muy descriptiva, pero hay cosas que hay que establecer en la mente de la lectora o lector para conseguir que se vaya sintiendo como hace falta para que pueda involucrarse en lo que está pasando. Lo que rodea a un personaje es básico para definirlo y para marcar el tono del relato. A mí no me resulta particularmente difícil porque yo, cuando imagino algo, es como si lo recordara, como si hubiera estado allí y no tuviera más que rescatar de mi memoria lo más destacado, pero con los cinco sentidos, no solo con la vista.
La biblioteca que mencionas no ha existido nunca, claro, pero yo la veo, la huelo y la siento como si hubiera pasado meses allí (que, de hecho, es lo que sucedió mientras estaba escribiendo La noche de plata). ¡Hasta la echo de menos!
También hay que decir que, como yo empecé mi andadura literaria en la ciencia ficción y en ese género es fundamental ser capaz de crear mundos y ambientes que no existen y hacerlos creíbles, tengo mucha experiencia en ello y no me resulta tan difícil.
La soga de cristal completa la trilogía de Muerte en Santa Rita y Amores que matan. ¿Crees que continuar con el hilo conductor a través de tres libros es más trabajo que ceñirse a una sola novela?
No, no es una trilogía; aún no he terminado. La serie de Santa Rita constará de cuatro volúmenes, uno por estación del año, de modo que aún me falta la cuarta para cerrar la historia. Estoy en ello ya, pero aún hay que trabajar bastante para llegar al final.
En cuanto a tu pregunta, no es tanto una cuestión de trabajo (que también, porque cuando esté completa van a ser más de mil páginas) como de tenerlo todo presente en la cabeza más o menos a la vez. Son ciento cincuenta años de una familia y un lugar, más de cuarenta personajes actuales y un par de docenas de otras épocas, varios casos criminales y, además, para ponérmelo más fácil -estoy un poco loca- homenajes a diferentes tradiciones de la novela negra que me llevan a introducir, en los casos criminales que suceden en el presente, guiños, temas y estilos dentro del concepto global. Todo ese material está pensado desde el principio, ya que en cada novela voy una generación hacia atrás en el pasado y no podría hablar de 1916, por ejemplo, si no tuviera muy claro cómo se llegó a ese momento, qué sucedió en la generación anterior y qué iba a suceder en las generaciones posteriores. De todas formas, las cuatro novelas se pueden leer independientemente o en el orden que uno quiera. Esa es una dificultad añadida, pero que creo que he conseguido solventar bien.
Una novela única es también mucho trabajo, pero es un mundo estanco y, aunque tú sabes que hay cosas que pasaron antes, puedes contarlas en flash-backs o en recuerdos de un personaje, pero no tienes que contarlas necesariamente. Y cuando se acaba, se acaba, y han sido tres o cuatrocientas páginas, pero en Santa Rita, desde el punto de vista del autor (desde mi punto de vista) hay que estar comprobando constantemente que no haya fallos temporales, que todo ajuste, que no se quede ningún cabo suelto ni un misterio por resolver, sin hacer que pese ni que el lector se dé cuenta, y eso es un gran esfuerzo mental, un tour de force, como dicen los franceses, pero es una sensación maravillosa haber sido capaz de crear algo tan amplio y tan variado.
Los thrillers están de moda. ¿Será pasajera o crees que este género cada vez tendrá más peso en el mundo editorial?
Eso nunca puede saberse. El público se mueve como el mar, y los temas y gustos van cambiando. De todas formas, creo que los misterios son connaturales al alma humana. Todos disfrutamos de los secretos revelados, de los misterios que parecían irresolubles y luego se aclaran y puedes entender por qué sucedió esto o aquello. Los seres humanos tenemos la necesidad de entender.
Por eso, cuando no entendemos -porque el mundo se está volviendo cada vez más complicado-, nos lo inventamos, como hacen los amantes de las teorías conspiranoicas que les ofrecen una solución sencilla a problemas complejos, aunque sea falsa.
Yo prefiero inventar en la ficción y creo que siempre habrá público para historias de secretos y misterios, tanto criminales como familiares. No todo el mundo ha tenido relación con un crimen, pero todos tenemos familias con sus temas ocultos, de modo que pienso que este tipo de historias no pasarán de moda, mientras los seres humanos nazcamos en el seno de una familia. Cuando empecemos a nacer en laboratorios, quizá ya no haya interés en lo oculto, lo negro y lo criminal, pero para eso falta mucho todavía.
Uno de los aspectos centrales de tu novela es la crítica social y la visibilización de las mujeres de todas las edades y de sus problemas específicos. ¿Estamos ante un thriller feminista?
Todas mis novelas, desde hace mucho, van orientadas a visibilizar a las mujeres y a mostrar que el interés de las vidas femeninas es el mismo cuando son jóvenes que cuando dejan de serlo. Cada persona, cada mujer es protagonista de su vida antes que secundaria en la vida de otros. Eso parece que se había pasado por alto y yo lo reivindico, igual que reivindico que los personajes femeninos sean los activos y no simplemente los pasivos, las víctimas de la violencia masculina (violencia de todo tipo, no solo física).
Soy feminista porque soy un ser humano inteligente,
independientemente de mi sexo biológico. No puedo comprender que las mujeres seamos “una minoría”, siendo la mitad de la población, o más. No me parece lógico que los hombres manden sobre las mujeres apoyándose casi siempre en la religión, en la palabra de un dios que nadie ha visto nunca y que debía de ser rabiosamente misógino.
En mis novelas -negras o de cualquier color- las mujeres tienen más papel que los hombres porque llevamos muchos siglos dando primacía a la mirada masculina, y creo que ya es hora de que cambien las tornas. Trato de mostrar que las mujeres no tienen por qué ser víctimas, que pueden unirse, entre ellas y con los hombres sensatos de su alrededor, y cambiar las cosas; trato de ofrecer ejemplos de vida y comportamiento no solo para jóvenes monas, delgadas y preocupadas por su aspecto y su vida amorosa y sexual (como sucede en tantísimas novelas), sino para mujeres de todas las edades, con los problemas que se derivan de tener cincuenta, sesenta, setenta, ochenta, noventa años, y que son distintos en cada etapa. Todo eso es “feminismo” porque había que llamarlo de algún modo cuando las mujeres empezaron a luchar por sus derechos, pero es simplemente sentido común.
Elia ¿Qué proyectos te esperan?
Muchísimos. Demasiados. Tengo tres novelas más en la cabeza, muy diferentes unas de otras, además de la última de Santa Rita, en la que estoy trabajando ahora, y muchos viajes y apariciones públicas, festivales, presentaciones, conferencias... esto es un perpetuum mobile... mientras la salud lo resista.
Muchas gracias por volver a mi blog. Te espero en el Club de lectura el próximo 25 de abril a las 19.00.
Me hace mucha ilusión volver a veros a todas y charlar sobre tantos temas que nos apasionan. ¡Mil gracias!
Si queréis leer otra entrevista de Elia Barceló:
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