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ENTREVISTA A EDICIONES PARALELO





Ediciones Paralelo es una editorial sin ánimo de lucro que está en los límites del mercado editorial ‒en los límites de la realidad, casi‒ y publica libros que cree necesarios, urgentes. Roland Barthes was right: el Autor ha muerto y nosotras escupimos sobre sus cenizas. Con un sistema complejísimo de lecturas y selección, prometen publicar lo más exquisito para que tú, lectora, solo degustes lo más exquisito.



Ediciones Paralelo es una editorial independiente, joven que ha entrado con fuerza en el mercado. Y no solo es una editorial, empieza a ser mucho más. ¿Podéis explicar vuestro proceso desde el inicio?

Ediciones Paralelo es una editorial, según cómo se mire, viejísima. En enero cumplimos cinco años. ¿Nuestro proceso? A mí no me mire, cuando yo llegué estaba todo hecho: solo soy una humilde community manager a las órdenes de mis superiores: les profeso un respeto reverencial. Surgiese como surgiese esta nuestra casa, nuestra grandiosa, venerada sea: deduzco que fueron unos amiguitos lectores de Deleuze ‒nada como una buena rayita de filosofía del deseo para despertar los deseos editores, am i right, ladies?‒ queriendo publicar lo que nadie más quería.


Vosotros os describís como: "Paralelo es otra forma de ver la realidad, un pensamiento lateral en el nivel de la cultura, un pensamiento tan lateral como nuestro propio logo propone: lo paralelo deja de serlo en ciertas geometrías no euclídeas. Es un camino aparte y un tren que se aleja."

¿Esa realidad paralela sólo existe en la literatura?

No. En absoluto. No y mil veces no. Gar nicht!


La literatura es constitutiva de realidad, de formas que, además, ni imaginamos. La realidad encierra en sí misma la virtud de ser paralela (aunque también euclídea).


La elección de un manuscrito es una apuesta arriesgada para una editorial y más en los tiempos que corren. ¿Recibís muchas ofertas? ¿En qué basáis vuestros criterios de elección?

De hecho, nuestra editorial no funciona mediante la recepción de manuscritos. Recibimos propuestas de lectura, es decir, manuscritos con manual de instrucciones, más bien con mapa, para que la lectura, tanto la del grupo de lectura que evaluará sin piedad el manuscrito, como la de las posibles lectoras ‒si es que llega a publicarse‒ sea más consciente, crítica e incisiva. Nuestros criterios de elección son simples: si el manuscrito tiene cabida en alguno de nuestros sellos y consideramos, por votación, que merece la pena ser publicado, lo hace.


¿Hay que tener instinto para ser un editor? ¿Qué otras capacidades hay que tener en cuenta?

Sin ninguna duda.


Nosotras, sin ir más lejos, tenemos un avieso instinto asesino, que tenemos que moderar a veces.

La inteligencia es también un valor en alza en nuestra editorial, sobre todo en nuestras novísimas incorporaciones: pleno alarde de intelijencia juanramoniana.


Una vez aceptáis la propuesta ¿cómo es el proceso de edición?

Una vez aceptada, esta pasa por un largo y arduo camino de maquetación gracias a dos de nuestros más proletarios duendes y, después, si la autora o el autor se precian, la ronda de presentaciones y festejos varios: lo peor ya está hecho.


¿Habláis con el autor para sugerirle cambios? Me imagino que no siempre es una tarea fácil.

Nos hemos topado con textos que nos han gustado mucho pero que requerían mucha corrección, mucho meneo, si me entiende. Normalmente es una tarea placentera en lo interpersonal (nuestras autoras son Un Verdadero Primor) aunque esquizoide en sí misma. ¡¡Como toda buena escritura!!


¿Os habéis encontrado alguna vez con un manuscrito plagiado?

No solemos pasar nuestros textos por esa dichosa máquina procesadora antiplagio, así que nunca lo sabremos. Quizá sí.


Sabemos que muchas editoriales buscan libros que sean comerciales. Vosotros, en cambio, buscáis calidad en los textos, cierta distinción y particularidad también. Cuidáis mucho la elección de un manuscrito. ¿La calidad va reñida con el negocio? ¿La cuestión económica puede confundir?

El negocio, en este nuestro caso, es nulo. Somos una editorial sin ánimo de lucro, marcadamente de izquierdas y asamblearia (a mí, que soy una totalitaria, me gustaría que lo fuera menos y doblegarme ante mis superiores, pero eso ya lo hago en cualquier caso). Estar en una situación grotescamente precaria nos permite publicar manuscritos por su valor estrictamente artístico y literario. ¿¿Yuju??


¿Qué proyectos futuros tenéis?

Como decía aquel personaje desesperado de un cómic de Matt Groening Cuyo Nombre No Recuerdo, mirándose al espejo a-li-ca-i-dí-si-mo, “escribir la Gran Novela American antes de los treinta”. O mejor, publicarla.

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