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vivir en tiempos del Coronavirus





¿Quién nos iba a decir hace unos días que la vida nos daría este vuelco radical? Salir a la calle para trabajar, comprar, quedar para tomarnos un café, comer con la familia, cenar con los amigos... tantas actividades habituales, a las que nunca le dimos la menor importancia, se acaban, se prohíben, ya no existen. Estamos confinados, encerrados en nuestras casas a expensas de la propagación de un virus más poderoso que la humanidad entera. Ha llegado el momento de reflexionar y de darnos cuenta lo frágiles que somos en verdad.


¡Qué nos sirva de lección de humildad! ¡A ver si entendemos que el hombre no es invencible y qué estamos expuestos ante los designios de la madre naturaleza!


En las redes sociales encontramos todo tipo de sugerencias para sobrellevar este encierro: desde visitar museos virtuales, escuchar conciertos o seguir unas tablas de ejercicio para no engordar. Jugar con los pequeños, llamar a nuestros mayores, contactar con los amigos de siempre e incluso con aquellos cuyos rostros ya se desfiguraron hace tiempo. Se nos proponen películas, series y libros. Se nos invita a un recogimiento lúdico, se nos llama a la tranquilidad y a la prudencia, se nos abre la oportunidad de aprendizaje.


Queridos lectores, no nos queda otra. Intentemos tele-trabajar y aprovechar el tiempo para hacer precisamente eso que queríamos hacer y nunca llegábamos a tiempo. Deshacernos de enseres inútiles, facturas antiguas o ropa que nunca usamos, cocinar al chup chup como hacían nuestras abuelas. Ayudarnos unos a los otros aunque sean con gestos pequeños, mostrar comprensión cuando los ánimos se tuercen. Este viernes es el santo de mi hija y no podré hacer lo que tenía prevista para ella. Sin embargo, voy a sorprenderla con un pastel casero, con un abrazo que dure una mañana entera y voy a pintarle el día de color azul. Para que no se nos olvide que estamos aquí.

Pensad que si me estáis leyendo es porque podéis hacerlo, porque tenemos los medios y las ganas y, sobre todo, porque estamos vivos.






He modificado la entrada en el blog que tenía prevista para hoy. Iba a hablaros de mi nueva novela “Los vértices de Dios” (Ediciones de Salinas), de su trama, de sus personajes, de mis próximas presentaciones y, al final, de que también a mí me acaban de anular la primera (Fnac, Zaragoza). Pero he decidido aprovechar este post para compartir con vosotros este estado de confinamiento para transmitiros un poco de ánimo.

Pensad que todo pasa. Pasará la incertidumbre, pasarán los días y pasará el coronavirus también.

Así que leamos, bailemos y aplaudamos cada noche en señal de agradecimiento a todos aquellos que se ofrecen para ayudarnos a poder sobrevivir.


¡Mucho ánimo en especial a los más vulnerables, a los que estén enfermos o los que por desgracias ya estén en los hospitales!


Y lo más importante: Quedémonos en casa. Hagámoslo por todos nosotros. Actuemos con prudencia y no salgamos si no es necesario.

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