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entrevista a mª Àngeles cabré






Mª Ángeles Cabré, (Barcelona, 1968) Escritora, crítica literaria y activista feminista. Ha publicado una biografía, una novela lírica y dos libros de poemas. También unos cuantos ensayos que ponen en valor las aportaciones de las mujeres, empezando por Leer y escribir en femenino. En 2016 ganó el Premio Vallverdú de Ensayo con Miralls creuats: Roig/Capmany.


Es autora de Lila. Història gràfica d’una lluita, en colaboración con Toni Galmés, y acaba de publicar El llarg viatge de les dones. Feminisme a Catalunya (Edicions 62) y Som una ganga (Editorial Comanegra) una antología de textos feministas de Montserrat Roig. En la actualidad escribe en el diario ARA, después de colaborar en diversos medios como el suplemento Culturas de La Vanguardia o Radio 4 (RNE). Ha sido docente del Master Gènere i Comunicació de la UAB. Dirige el Observatorio Cultural de Género e imparte conferencias sobre mujeres de la cultura y feminismos.



Mª Ángeles, eres escritora, especializada en la literatura escrita por mujeres, crítica literaria y directora del Observatorio Cultural de Género. ¿Con qué te quedarías?


Antes que nada soy escritora y entiendo la crítica literaria como un complemento de mi propia obra literaria, un ejercicio que me permite leer con ojos críticos la literatura del pasado y también la de mi tiempo para saber qué quiero escribir.

El feminismo lo he llevado siempre dentro y el Observatorio Cultural de Género no deja de ser una expresión de mis inquietudes.


Mientras el trabajo literario es muy solitario, la lucha feminista me permite compartir vivencias y batallas con personas y asociaciones que me enriquecen enormemente.

Te inicias en la literatura con una biografía del poeta Gabriel Ferrater en el año 2002.


Es cierto que mi primer libro publicado fue esa pequeña biografía, junto a la traducción al castellano de la poesía completa de Ferrater. Pero eso no quiere decir que sea mi primer libro. Ya en 1996 había acabado mi primera novela, El silencio, que me costó doce años publicar. La descubrió un gran editor, Constantino Bértolo, descubridor a su vez de algunas voces valiosas como Lolita Bosch o Marta Sanz.


Tu novela El silencio fue llevada a la gran pantalla con el título La amante del silencio por Jordi Cadena. ¿Qué se siente cuando los personajes adquieren cuerpo y voz fuera de la imaginación del escritor?


Se trata de una novela especial y la película –en blanco y negro- también lo es. En ella no hablan los personajes, sólo se escucha la voz en off. Toda una pieza artística y todo un regalo.

Ver mi historia y escuchar mi texto transformados en cine fue realmente una sorpresa muy grata. Cuando otro creador se interesa por tu trabajo y lo reinterpreta –por supuesto con toda libertad-, este crece y adquiere mucho más sentido.




En Gran Amor hablas de desamor, de ruptura, de dolor. ¿Hay algo de ti en estas letras?


Cuenta una historia poliédrica, de manera que es la suma de diversas historias. Y hay algunos momentos autobiográficos que la poesía esconde, pero que están allí.

La elección del amor entre mujeres es también una apuesta personal por normalizar las relaciones lésbicas también en la literatura, donde han tenido poco espacio.



En tu ensayo Leer y escribir en femenino (por cierto, con un maravilloso prólogo de Laura Freixas, profesora mía en el Ateneu Barcelonès), vuelves a hablar del talento femenino. ¿El patriarcado tiene sus días contados?


Ojalá los tuviera, pero me temo que se agarra a su timón de mando con mucha energía.


Ni tú ni yo veremos el final del patriarcado, pero podemos aspirar a dejarlo más debilitado.

Esta cuarta ola feminista que estamos viviendo ha venido para diezmarlo y todos los hombres y las mujeres responsables debemos luchar contra él para dejar un mundo mejor. Nos está haciendo a todos y todas la vida imposible, también a aquellos que creen que se benefician de él.

En ese libro –que fue mi primer ensayo- dejo constancia de cómo les ha costado acceder a las mujeres a las letras. Pero la lucha no se ha acabado y queda mucho terreno por ganar porque ellos siguen ocupando las cúpulas del poder literario.


A contracorriente reúne a ocho autoras que se volcaron con tenacidad en la escritura. ¿Desde cuándo la mujer pudo escribir sin pseudónimo masculino?


La etapa de los pseudónimos masculinos afortunadamente ya pasó, aunque la autora más relevante que escribió con pseudónimo, Caterina Albert (Víctor Català) murió en una fecha no tan lejana, 1966.

A mediados del siglo XIX algunas de las mujeres que querían escribir se vieron obligadas a ocultarse bajo chadores masculinos. Y así fue como las hermanas Brontë publicaron bajo pseudónimo, etc. Por no hablar de George Eliot, George Sand… Hoy en día las escritoras tienen otra manera de ocultarse: escriben lo que se llama “literatura femenina” para tener un hueco en el sistema editorial. Lo que no saben es que no las dejarán salir de ese hueco.

¿Por qué se le privaba a la mujer del goce de la escritura?


A la mujer, a las mujeres, se nos privaba de todo aquello que pudiera servir para nuestra emancipación.


El patriarcado ha tenido una verdadera obsesión por apartar a las mujeres de la educación y de cualquier ejercicio de realización que nos aupara por encima del lugar secundario que nos estaba destinado. Véase el caso de Malala, tiroteada por querer ir a la escuela.

Y justamente por ello el feminismo ha apostado siempre por reivindicar el acceso de las mujeres a la educación, sabiendo que es el único camino hacia la libertad. La escritura es una manera de ocupar el espacio público y el patriarcado lo sabe, de ahí su obsesión por querernos analfabetas.

El llarg viatge de les dones (Ediciones 62), en tu antología descubrimos cincuenta textos de mujeres del siglo XIX y XX cuyos testimonios nos dejan sorprendidos. ¿Cuál es el que más te impresionó?


Ese libro recorre tantas décadas y tantas etapas del feminismo que da voz a muchas feministas realmente apasionantes. Mujeres como Teresa Claramunt, Carme Karr, Aurora Bertrana, Maria Aurèlia Capmany

Entre mis textos preferidos hay uno de los años 20 de María Luz Morales que se titula El mejor piropo, donde reclama menos piropos y más leyes a favor de las mujeres. Y ya de la tercera ola feminista –los años 70- cómo no Vuit de març, de Maria-Mercè Marçal, que suena casi como un poema.

Mirar atrás en la Historia para seguir caminando con más firmeza. ¿Sin feminismo no hay futuro?


Si entendemos por futuro un lugar y un tiempo habitables no, sin feminismo no lo hay.


El feminismo es un humanismo, una manera de entender la vida desde la empatía y la convivencia.

Basta conocer la Historia y mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta que este mundo extractivo y ciego ante el dolor de los demás no nos lleva más que a la autodestrucción. El feminismo, o mejor dicho los feminismos –porque cada cual lo ejerce desde su particular lugar-, se plantean hoy en día como la única salida, muy por encima de cualquier opción política.

Háblanos del Observatorio Cultural de Género.


Después de algunas experiencias muy decepcionantes en varias asociaciones feministas, en 2013 decidí aportar mi grano de arena en la lucha contra la desigualdad de género en la cultura sin perder el tiempo en diálogos estériles y en mediocres luchas de poder, que no me interesan lo más mínimo.

El Observatorio Cultural de Género no depende de ninguna entidad ni nada similar –por lo que no tiene que quedar bien con nadie-, de manera que es un instrumento flexible para la reclamación de una mayor participación de las mujeres en la cultura. Desde que nació hemos realizado diversos informes sobre sectores de la literatura tan distintos como el cine, las artes plásticas o la literatura y hemos ayudado, en menos o mayor medida, a crear conciencia. También organizamos por ejemplo el Premio de Periodismo Feminista María Luz Morales, en colaboración con la Fundación Cataluña La Pedrera y con el apoyo de diario ARA.

Sigues con tus conferencias y cursos que debido a la pandemia ahora se realizan por internet. ¿Te ha sorprendido la diferencia entre estar entre el público y los alumnos o verlos solo en pantalla?


Odio la informática y creo que ella a mí también, de manera que preferiría que las actividades on line no fueran necesarias. Pero la verdad es que resultan tremendamente útiles y, acostumbrada como estoy a hablar a auditorios muy diversos, ésta no deja de ser otra modalidad de auditorio. Saber que hay gente al otro lado reconforta, pero añoro ir después a tomar una copa y proseguir la charla.

Muchas gracias, Mª Ángeles, no solo por esta entrevista, sino por seguir luchando para la igualdad de género.



Si quieres leer sobre el poeta Miquel Ángel LLadó (miembro fundador del Grup d'Homes contra la Violència Masclista i ahora llamado: Homes per la Igualtat – Mallorca”)




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