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Entrevista a J.D. Romero





José Domingo Romero Mora nació en Barcelona en 1966. Ha escrito numerosas narraciones breves y publicado artículos sobre música cinematográfica en distintas revistas divulgativas o boletines; también ensayos y artículos de fondo. Es autor del libro George Duning. El compositor de los estudios Columbia (Ediciones Rosetta, 2017). Tiene tres novelas editadas: El axioma de Sula (Círculo Rojo, 2013), Cambio de paradigma (Rosetta, 2018) y La falacia de la mujer de paja (Ediciones de Salinas, 2021). Firma sus obras como J. D. Romero Mora.




José Domingo (o J. D.), estudiaste Derecho, Criminología y Asesoría Fiscal. Sin embargo, la escritura es tu gran pasión.


En efecto, junto al cine y la música, la literatura se encuentra en la cúspide de mis aficiones. Empecé a redactar cuentos siendo un niño de corta edad, y a los dieciocho años ya enfrenté la tarea de escribir dos novelas breves, de género policiaco, que guardo en el baúl de los recuerdos porque, evidentemente, carecen de la suficiente entidad para que puedan salir a la luz.

En mi producción también destacan incontables narraciones breves, una selección de las cuales serán publicadas, espero que en breve, bajo el título genérico de En el desvarío y otros relatos.




Has escrito numerosas opiniones sobre música de cine y artículos de fondo como Herrmann-Hitchcock: El vértigo de la creación y El influjo de los planetas sobre las bandas sonoras. Después de tu ensayo George Duning. El compositor de los estudios Columbia (Ed. Rosetta, 2017) ahora nos sorprendes con La falacia de la mujer de paja (Ed. De Salinas). Háblanos de tu última novela.


Es la última novela publicada, pero de hecho concluí su escritura en 2015, aunque hasta el mes de marzo de 2021 no haya sido al fin editada.

Podría calificarse esta obra como una mezcla de géneros. Un híbrido. La base fundamental es indudablemente la novela policiaca, con todas sus variantes: novela negra —por lo que implica de análisis profundo de la sociedad—, novela-problema —por los enigmas que salpican la trama—, e incluso el misterio de cuarto cerrado, que ya había desarrollado en mi anterior novela, Cambio de paradigma. Un problema clásico en el género policial: la habitación herméticamente cerrada, el cadáver con todos los signos de haber sido asesinado, la imposibilidad material del criminal de haber abandonado el recinto... Y un detective, en este caso una detective, capaz de hallar la solución.

Pero mi obra también bebe mucho del género de novela erótica (no la de diseño, como por ejemplo Cincuenta sombras de Grey, sino del sexo menos refinado, más canalla); erotismo literario como sátira y como crítica social. Asimismo, política ficción, novela psicológica...


La verdad es que me seduce mucho mezclar los géneros, no ceñirme a uno concreto, lo cual puede producir un cierto anquilosamiento literario, y aburrimiento incluso para mí en el momento de escribir.

La novela comienza con la investigación de la detective amateur, Soledad Alcaraz, para averiguar el paradero de la compañera de piso de su hija Cecilia. Pronto entra en contacto con un mago ilusionista anciano, Jesús Arcano, que le relata asuntos relacionados con otra detective que alcanzó cierta notoriedad a finales de los años cincuenta y principio de los sesenta, Jimena O’Donnell, y que también desapareció en extrañas circunstancias. Y no quisiera desvelar más del argumento, porque prefiero que el lector que se anime a leerla vaya disfrutando del misterio y descubriendo, de la mano de las dos detectives, las claves para desentrañar los enigmas que van surgiendo a lo largo de la obra.



La protagonista, la detective Soledad, es una mujer madura. Cada vez más, las mujeres irrumpen con fuerza en las novelas thriller. Además, también llevan consigo sus historias personales y sus vidas cobran una relevancia paralela a la trama. ¿Cómo surgieron estos cambios?


Como lector,


siempre me he sentido más identificado con las mujeres protagonistas que con los hombres, porque la psicología femenina me parece más rica en matices y las reacciones de ellas más consecuentes que las de ellos.

El personaje de Soledad Alcaraz ya aparecía en mis novelas El axioma de Sula (donde era una joven de veintitrés años) y Cambio de paradigma. Aunque se puede leer cualquiera sin leer las otras, y no hay problema, ya que se trata de historias totalmente independientes. De hecho, tengo intención de finalizar la saga con una cuarta, conformando una tetralogía o Cuarteto Detectivesco. Será mi homenaje particular a ese género, el policial, que me sirvió de trampolín para sumergirme en la novela durante la adolescencia. El conducto también pudo haber sido el género de aventuras, pero como me gustaba mucho el cine negro, el policiaco en general, y tuve acceso a aquellas colecciones ya casi míticas, como Club del Misterio, de Bruguera, o Círculo del Crimen, de Ediciones Fórum, me dejé arrastrar por la aparente imposibilidad de resolver esos enigmas a veces tan bien urdidos por los buenos autores del género.

A partir de la edad adulta, mis lecturas se desplegaron en un amplio abanico. Y aunque nunca he relegado por completo el género policial, pues por ejemplo siempre estoy a la espera de que aparezca una nueva obra de la que, desde mi punto de vista, es la mejor autora de este tipo de novela en Europa y posiblemente en el mundo, la francesa Fred Vargas, mis gustos literarios se mueven desde hace décadas por terrenos muy heterogéneos.



¿Podemos decir que se trata de una novela que además también es psicológica?


Sí, totalmente. Y además, muchos de los sucesos en apariencia ilógicos que le ocurren a Soledad en el curso de sus investigaciones, tienen que ver con problemas psicológicos que tiene, pero que desconoce que los tiene. Me interesa mucho el estudio de la mente, los fantasmas en el cerebro, como los llaman algunos expertos en la materia. Y procuro que la documentación a la hora de describir esas enfermedades sea muy cuidada, para no caer en errores graves. Pero intento hacerlo sin entrar de lleno en complejidades científicas. Yo quería que el lector fuera asumiendo, a la vez que el personaje principal, que existen unos problemas en su mente, que distorsionan la realidad en la que se desarrollan sus actividades detectivescas.



La falacia del hombre de paja es una manera de argumentar a través de unos contrargumentos que no van en la línea de la discusión. Vaya, lo que suelen hacer nuestros políticos. ¿Por qué la inclusión de la política entre los crímenes de las crucifixiones de il prete rosso y la desaparición de la compañera de piso de la hija de Soledad?


El título La falacia de la mujer de paja es casi un juego de palabras. En él hago referencia a una de las falacias argumentativas más conocidas, como acabas de comentar: la del hombre (o muñeco) de paja. Es cierto que se trata de una forma de manipulación muy empleada por los políticos para dejar en mal lugar a sus contrincantes ideológicos.

Las falacias son aquellos argumentos que a pesar de parecer válidos, no lo son.


La del hombre de paja se produce cuando una persona se apodera de la tesis de su oponente y la tergiversa de tal forma que parezca menos creíble, y así poder refutarla con facilidad; pero con alevosía.

La acción de la novela transcurre en 2012, en Barcelona. Fue el año de la gran manifestación de la Diada, y el arranque potente del movimiento independentista. La novela es, como dije, ficción política, pero el tiempo ha demostrado, desde que finalicé su escritura en 2015, que la realidad supera, y con mucho, a la ficción.

La UCi (Unió Catalana per la Independència) es un partido político imaginario, y su líder, Samuel Grèvol, uno de los personajes fundamentales de La falacia de la mujer de paja. Sus teorías del nacionalismo metafísico no las entiende nadie; quizá ni siquiera él mismo. Lo cual es un tremendo sinsentido.

Pero es preciso dejar claro que en la novela no tomo partido por ideología alguna. Me limito a mostrar, no a aleccionar. Creo que el papel del escritor, aunque obviamente tenga su pensamiento político y su propia visión de la sociedad que le rodea, es retratar un escenario histórico preciso, sin entrar en el terreno de las opiniones personales, lo cual es privativo del género ensayístico.



El final (sin querer hacer de spoiler) es muy sorprendente. ¿Hay que asombrar al lector para que una obra no se quede en el olvido?


Creo que hay que asombrar al finalizar cada capítulo, si es posible. Casi como si se tratara de una serie de televisión. Porque es difícil que una novela de la extensión de La falacia no resulte una lectura cansina si no se logra mantener el interés a lo largo de toda la trama, si no es capaz de enganchar al lector.


Tengo la teoría de que en novelística existen dos grandes corrientes: las obras en las que la literatura llega a su estado más perfecto, pudiendo el lector dejarse mecer por esas frases que son musicalidad pura, pero que no tienen apenas argumento; y las novelas con tramas muy atractivas, y que sin embargo parecen haber sido escritas por simples aficionados.

Intenté aunar lo bueno de cada una de esas dos vertientes, y por eso, además de por su extensión (seiscientas veintitrés páginas), la redacción de esta novela me ocupó algo más de dos años. Creo que no defraudará al lector que busque buena literatura, modestia aparte, y además mantendrá su interés prácticamente desde la primera página. Espero haber encontrado el equilibrio entre literatura y entretenimiento; aunque eso es un juicio de valor que le corresponde realizar al lector de la novela.




En estos tiempos de pandemia en la que la mayoría de las presentaciones y eventos culturales se han tenido que cancelar o suspender ¿Cuál es tu secreto para que esta obra esté arrasando en las librerías?


Principalmente el tener detrás una editorial de reciente aparición, Ediciones de Salinas, que es manejada con mano experta por Irene García Carbonell. La edición que ha llevado a cabo es soberbia: un libro que entra por los ojos. Asimismo, la ilustración de la portada, obra de Judit Gallemí (inspirada en las litografías del artista holandés M. C. Escher, y que sirve de metáfora visual a la psicología tan compleja de la detective protagonista), llama poderosamente la atención. Y el boca a boca, en las redes sociales, está haciendo el resto.



¿Qué proyectos te esperan?


Tengo dos novelas inéditas, Cuando se tienen dos casas, que mezcla los géneros de la comedia y el misterio; y La Navidad de cuento de Evaristo S. Cruz, novela breve al estilo de Canción de Navidad de Dickens, sólo que actualizada, que escribí durante el confinamiento del año pasado. Así como la compilación de narraciones que he mencionado antes, En el desvarío y otros relatos. Y actualmente estoy preparando un nuevo ensayo sobre otro músico cinematográfico: Frank Skinner. El compositor de los estudios Universal.



Con J.D. Romero en la presentación de La falacia de la mujer de paja.



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Y Graziiella Moreno

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