Graziella Moreno Graupera (Barcelona, 1965) escritora y jueza. Ha publicado las novelas, Juegos de maldad (2015, Grijalbo), nominada a mejor novela por el primer festival de Cubelles Noir y con mención especial del jurado, El bosque de los inocentes (2016, Grijalbo), Flor seca (2017, Alrevés), Invisibles (2019, Alrevés), premiada el 9 de marzo de 2020 por la Fundación QSD Global, y Querida Elsa (2018) en formato digital en la plataforma Black and Noir. Ha participado en antologías de relatos en catalán (Barcelona viatge a la perifèria negrocriminal, 2017 Alrevés) y en castellano (Cartagena Negra, 2017, Los Bárbaros Noir, 2018 y Barcelona-Buenos Aires, 11.000 kilómetros, 2019,Trampa Ediciones), y otros publicados en revistas digitales (Solo Novela Negra, Fiat Lux). Colabora como articulista en la revista cultural The Citizen así como en otras publicaciones, y fue miembro del jurado en el concurso de relatos de terror del programa Negra y Criminal de la cadena SER.
El salto de la araña (Alrevés, 2020), ha obtenido el Premio de Letras del Mediterráneo de la Diputación de Castellón en su edición de 2020 a la mejor novela negra y ha sido nominada a los premios NOVELPOL 2021, Cartagena Negra 2021, al VII Premio Ciudad de Santa Cruz de Tenerife de Novela Criminal. Resultó ganadora del IV Premio Negra y Mortal a la Mejor Novela Nacional del festival La mar fosca.
En 2021 le ha sido otorgado el III Memorial Antonio Lozano del Festival Granada Noir, galardón que le ha sido concedido por el carácter social que siempre impregna sus obras. Su última novela, centrada en el mundo de la abogacía es Los animales de ciudad no lloran (2022, Alianza de Novelas).
Graziella, bienvenida de nuevo a mi blog. Siempre es una delicia hablar contigo. Últimamente se habla mucho de la literatura en los thrillers. ¿La novela negra ha evolucionado? ¿Podemos afirmar que no hay género mayor o menor sino sólo buena literatura?
Creo que hablar de la novela negra como género menor es algo que ha pasado a la historia. Actualmente se trata de novelas con una crítica social muy importante, en las que los autores no se centran únicamente en exponer un crimen y su resolución, sino en analizar las conductas humanas, en explicar los porqués. De hecho en muchas historias pretendidamente más literarias, hay alguna intriga o misterio que constituye el eje de la trama y que da mayor interés a la narración. Opino como tú, hay novelas buenas, regulares o malas, en todos los géneros. Asimismo es una cuestión de gustos, los míos no coinciden con los ajenos. Despreciar un género de novelas suponiendo que responden a un estereotipo demuestra un profundo desconocimiento.
En el título de tu novela, otra vez te refieres a los animales. En una visita reciente a los yacimientos de Atapuerca, aprendimos que el cerebro primitivo o reptiliano es donde residen emociones básicas como pueden ser la ira, el miedo, el deseo etc. ¿Crees que esta parte del cerebro predomina sobre la parte más racional en las personas? ¿Somos aún bestias por naturaleza?
A pesar de la evolución y de los siglos transcurridos, como bien dices, ese cerebro reptiliano está presente en muchas de nuestras acciones. Ya no necesitamos esa descarga de adrenalina para escapar de los depredadores, pero seguimos siendo esencialmente los mismos. Tal y como planteo en mi novela,
el ser humano no es ni bueno ni malo, sino una mente compleja, que toma decisiones a consecuencia de ciertos estímulos.
Tenemos unas normas que rigen nuestra vida en sociedad y que establecen lo que es correcto y lo que no, con el consiguiente castigo en el caso de transgredirlas, y aún así, el crimen, el deseo de dañar al otro, de aprovecharse de él para conseguir un beneficio personal, sigue estando en nosotros. Seguimos siendo bestias que han aprendido a comportarse, aunque en ocasiones, el instinto nos lleve por otro camino.
Tu novela habla de las debilidades humanas, de poder, de venganza, de amor y desamor. De verdades y mentiras. Del destino. ¿Habla de lo que mueve a la humanidad?
He intentado crear personajes reales, que el lector los sienta y los escuche; hombres y mujeres que pueden ser cualquiera de nosotros. El concepto de verdad es muy subjetivo, depende de quien la expone y se corresponde a su propia percepción.
Esa expresión tan manida de “voy a contar mi verdad”, es literalmente cierta, ya que cada persona tiene su propia convicción de lo que es cierto, y otra, que haya vivido lo mismo, aportará una verdad una totalmente distinta.
Los seres humanos nos movemos por amor, por odio, por ambición, por sexo, por poder. Y ante estímulos poderosos, podemos reaccionar de forma totalmente insospechada.
“La idea de la justicia es hermosa, pero la realidad es otra. Así lo dice uno de tus personajes. ¿Es justo defender al acusado por encima de la verdad?
El concepto legal de justicia no es otro que el de dar a cada uno lo suyo, lo que le corresponde. Pero como sucede con la verdad, la justicia también es subjetiva. Quien gane un pleito entenderá que se ha hecho justicia, y el que lo pierda, lo contrario. En sistemas penales como el nuestro, al acusado le asiste el derecho fundamental de la presunción de inocencia, consagrado en la Constitución española. A diferencia de otros sistemas como el anglosajón, aquí debe demostrarse la culpabilidad, ya que la inocencia se presume. Partiendo de que todos los ciudadanos tienen derecho a la defensa, la tarea de los abogados es esa y no otra. No les interesa saber si su cliente es culpable o no, sino defenderle, convencer al juez y ganar el caso. Es una cuestión profesional. Aunque es evidente que hay casos sangrantes en los que el abogado puede verse comprometido y alegar su imposibilidad para defender a determinados individuos.
Me imagino que tu trabajo como jueza te ha ayudado en la ambientación de la novela: la Ciudad de la justicia de Barcelona es un escenario que es parte del marco de la historia. ¿La trama está basada en hechos reales?
Está inspirada en el día a día de los juzgados. Quería escribir una novela en la que los abogados fuesen los protagonistas, es un homenaje a su profesión y a la vez, una forma de dar a conocer al lector lo complejo que es su trabajo. El caso que enfrenta a los dos letrados protagonistas está inspirado en algunos que he sentenciado, pero no se corresponde a ninguno en concreto. Olivia Marimón defiende a Nadia Linde, la denunciante, y Víctor Bedia a Enrique Estrada, el denunciado, en un caso de agresión. Existe un gran desequilibro entre una parte y otra, pero los abogados deben hacer su trabajo con las herramientas que la ley les da.
Cuando en un caso penal no existen pruebas ni testigos directos y nos enfrentamos a testimonios contradictorios, cuando la balanza no de inclina hacia un lado ni al otro ¿Cómo se puede aplicar la ley?
Nuestra justicia penal exige que para que un juez pueda firmar una sentencia de condena, la culpabilidad tiene que quedar probada en el acto del juicio sin lugar a dudas. En palabras sencillas, el sistema considera mucho más grave condenar a un inocente que absolver a un culpable. Como decía antes, la presunción de inocencia exige que las partes acusadoras (Ministerio fiscal y acusación particular) demuestren al juez que se ha cometido un delito y que hay una persona responsable. Si no lo consiguen, el juez no tendrá más remedio que firmar una sentencia absolutoria. En la novela planteo un caso de versiones contradictorias, algo que sucede todos los días: no hay pruebas que demuestren que una versión es más cierta que la otra. Por tanto, ante la falta de pruebas, lo que indica la ley es que no puede haber una condena, aunque desde fuera, el ciudadano le cueste entenderlo.
Graziella, ¿qué proyectos te esperan?
He terminado una novela y acabo de recibir las opiniones de mis lectores cero. Se trata de una novela bastante negra, escrita con la intención de continuar con los personajes en sucesivas entregas. Estoy muy ilusionada con el proyecto y os cuento cuando tenga noticias.
Muchas gracias, nos vemos el próximo 23.11.23 en el Club de lectura.
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