Fabiola Eme investiga las intersecciones entre ciencia y arte, la simplicidad del Pensamiento Complejo y la relación entre filosofía y espiritualidad. Dirige el proyecto editorial Tusitala y edita la revista del mismo nombre. También colabora como freelance con otros medios, empresas y proyectos culturales.
Fabiola, Tusitala es una invitación al goce intelectual. ¿Cómo se consigue esto?
Pensando y reflexionando, porque pensar es un placer. El goce intelectual es, según Jorge Wagensberg, el momento exacto de una comprensión, o sea, el acto de inteligir la realidad del mundo. Y en ese acto, cuando descubrimos por nosotros mismos algo nuevo o diferente, experimentamos gozo y belleza. La finalidad de Tusitala es demostrar que se puede obtener placer a través de ejercitar la reflexión y el pensamiento.
Tusitala es un narrador de historias. ¿Por qué este precioso título para tu proyecto?
Porque nuestro mundo está formado, básicamente, por historias. Las narraciones atraviesan todos los ámbitos en los que se ha desarrollado la humanidad, nos han ayudado a evolucionar.
La propia creación del universo no es más que un puñado de historias que se han ido configurando con el tiempo, la imaginación y la experimentación de unos cuantos que se aventuraron a ir más allá, a hacerse preguntas por el mero placer del conocimiento.
En la revista que editas en papel no solo publicas literatura, sino que también incluyes fotografía, ilustración, música, entrevistas, etc.
Sí, porque el objetivo es reinterpretar conceptos de la Física desde diferentes disciplinas artísticas, para crear metáforas de esos conceptos con la visión única y personal de cada autor. La revista es eminentemente de literatura, arte y pensamiento, pero cada número sigue un hilo conductor, que siempre es un tema científico.
¿Qué criterios utilizas para entrevistar a un escritor o a algún artista?
Busco personas que me despiertan admiración por la potencia de sus ideas. Me interesa también encontrar conexiones entre su obra y el tema de que trata el número en cuestión, ya sea por que muestra explícitamente ese tema en una pieza en particular o porque recorre toda su obra, o a través de esas metáforas que menciono arriba. También es interesante entrevistar a personas que desarrollan su trabajo de forma multidisciplinar, combinando varias áreas artísticas o mezclando de manera ecléctica profesiones aparentemente inconexas, como puede ser un fotógrafo que a la vez es psiquiatra o un músico que es abogado o alguien que escribe poesía y ha estudiado física o filosofía.
Creo que las mentes que construyen estos puentes en su vida generan cosas y reflexiones muy originales, y justamente esa es la base de todo el proyecto: desdibujar las fronteras entre ciencia y arte para comprendernos como parte de un todo.
Además, evidentemente, son personas cuyo quehacer artístico - o científico en algunos casos - es de una gran calidad. Y el resultado es que cada número es un exquisito objeto de arte con diversas voces para un tema común.
Tusitala no sólo es una revista ¿Que más abarca el proyecto?
Tusitala nació como una revista publicada en papel y en formato electrónico, pero ha ido evolucionando a un proyecto de narrativa transmedia que permite desplegar la historia en diferentes soportes electrónicos.
Así, una misma idea se puede representar con un texto, con una imagen o con música a modo banda sonora.
De esta forma los elementos están interrelacionados pero mantienen su independencia narrativa. Por otro lado, la revista en papel no es una revista al uso con secciones fijas. La llamo revista porque de momento no he encontrado una etiqueta que la defina mejor, pero en realidad es una publicación conceptual donde cada número es un objeto en sí mismo.
Sé que solías organizar eventos o vernissages entorno a los temas universales que escoges para Tusitala. ¿Sigues manteniendo esas convocatorias?
Sí, los eventos también son parte del proyecto y acompañan la presentación de cada número. Por eso cada formato es diferente, porque es una forma de mostrar el contenido interdisciplinar de cada publicación y la relación de cada disciplina artística con el tema.
Tu apostaste fuerte por esta revista. Hasta dejaste tu trabajo para dedicarte a ello a tiempo completo. ¿Esta experiencia te está siendo fructífera?
Bueno, me tomé un tiempo sin trabajar para investigar, leer y poner en marcha el proyecto de la revista. Pero al cabo de un par de años volví a tener un trabajo estable y, la verdad es que no siempre ha sido fácil combinar ambas cosas, sobre todo porque hubo un momento en que tenía diversos proyectos como freelance y cada uno demandaba un tiempo y una parcela de desgaste mental particulares. En el caso de Tusitala, aunque mi mente está siempre pensando y generando ideas nuevas, el tiempo real para desarrollarlas nunca es suficiente.
También eres escritora y sé que tienes otros proyectos, ¿alguno de ellos verá la luz pronto?
De momento estoy centrada en desarrollar el proyecto Tusitala, porque para mí es una obra conceptual en donde puedo abarcar muchas cosas que me interesan. Pero también me hace ilusión publicar un libro de relatos que tengo ya casi listo, en el que he podido explorar el universo onírico y la ductilidad de la memoria. Tampoco descarto decidirme a reunir la poesía que llevo años escribiendo y reescribiendo y que -quizá por pudor- solo acumula cuadernos y peso en las mudanzas...
Estuviste en algunos talleres literarios, en el Ateneu y en uno que dirigía el escritor mexicano Edson Lechuga. ¿Qué recuerdas de esa experiencia?
Los talleres literarios son un gran recurso para disciplinarte y desarrollar tu idea, sobre todo para personas que son más bien un poco caóticas como yo.
Pero también son una gran oportunidad de conocer gente que tiene tus mismos intereses y con la que se produce una especie de estimulación colectiva, porque en ese momento hay una cierta coincidencia epifánica, en donde convergen los procesos creativos de todos.
El taller de Edson fue en particular especial, porque todos los elementos que lo integraban: los espacios físicos y las persona que los llevaban, el grupo que permaneció prácticamente invariable durante mucho tiempo, el momento vital y la personalidad de cada uno y, por supuesto, la entrega y la sensibilidad de Lechuga, confluyeron para crear una experiencia muy divertida y enriquecedora que recuerdo con muchísimo cariño y que siempre echaré de menos.
¿Crees que se puede aprender a escribir?
Hace poco leí por allí que ahora ya nadie lee pero todo mundo escribe. Y es verdad. Dentro de mi trabajo como freelance, entre otras cosas, redacto y edito textos de muchos tipos, y me doy cuenta de que hay una gran cantidad de personas que también ‘escriben’. Debido a la tendencia de las empresas de publicar contenidos en sus redes cada vez con más frecuencia, muchas personas han tenido que aprender a escribir. Pienso que se ha dado una especie de salto evolutivo en donde, a raíz del surgimiento de las redes sociales, la gente ha desarrollado la habilidad para comunicar ideas de manera eficiente a través de la escritura. En ese sentido la respuesta sería que sí, que sí se puede aprender a escribir un determinado tipo de cosas. Se ha explorado la versatilidad de los textos en cuanto al tono que se utiliza, a quién se dirigen y la cantidad de caracteres como límite y potenciador de la idea clave. Pero creo que tu pregunta está más enfocada a saber si se puede aprender a escribir literatura, como lo hacen los grandes que han pasado a la historia. Y la respuesta a esto sería que no, porque pienso que para crear una obra literaria que pase la prueba del tiempo, que logre emocionar y cuya historia no solo permanezca en tu cabeza al terminar de leer, sino que crezca y se ramifique, hace falta tener una sensibilidad especial, que va más allá de contar algo o combinar palabras para decir algo con sentido. Y pienso que esa sensibilidad es innata. Paul Valéry dijo que “ la sintaxis es una facultad del alma”, y esta frase siempre me resuena porque lo que quiere decir es que
un buen texto es mucho más que las palabras que lo integran, es también algo de magia, de juego y de cosa indefinible que reconoces cuando lo ves, pero que es difícil de explicar.
¿Qué proyectos tienes?
Tengo mil proyectos, o más bien, mil ideas para futuros proyectos, pero no tengo prisa y me gusta dedicar a cada cosa su tiempo, por eso en este momento mis energías están enfocadas en la nueva etapa de Tusitala; me interesa que la plataforma digital colaborativa crezca, que participe más gente y que la revista en papel llegue a más personas y dé a conocer más autores y autoras. Además de eso, estoy trabajando en la transformación de “en femenino”, una sección de Tusitala enfocada en el universo de mujeres creadoras y pensadoras. Pero de esto te hablaré la próxima vez...
Recomiéndanos alguna lectura.
Siempre es muy difícil elegir un solo libro, y por eso jugaré un poco a mi favor y me permitiré sugerir dos cosas: por un lado, recomiendo visitar la web de Tusitala (www.tusitalaproject.com) donde se pueden leer los números anteriores de la revista y también se puede visitar la sección Breves en donde hacemos enlaces con diferentes artistas y personajes que se han mencionado en nuestras publicaciones, así como con libros relacionados. Por otro lado, recomiendo también la lectura del nuevo número de Tusitala, que estará a la venta en librerías a partir del próximo 28 de octubre y que tiene como tema: Entropía. La entropía es un concepto fascinante, del que pueden surgir muchas interpretaciones y, desde el punto de vista creativo, es una gran oportunidad para jugar con la metáfora y para explorar diferentes aspectos de las leyes de la termodinámica desde una visión artística.
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