Àngels, tu primera novela La casa de azúcar, entra por la puerta grande. Se publica con Ediciones B. Eso ya son palabras mayores…
Es un honor, una satisfacción y un sueño que todavía no me acabo de creer del todo.
Pero no solamente tengo el honor de que Ediciones B se fijara en mí. Tengo mucho que agradecerle a la Agencia literaria de Carmen Balcells, porque ellos fueron los que movieron todos los hilos para que Ediciones B tuviera noticias de mi novela. Ha sido un placer trabajar con ellos, con la agencia y con la editorial, porque me lo han puesto todo fácil desde el primer día. Son unos grandes profesionales y se nota que disfrutan de su trabajo y me han acompañado y aconsejado desde que les llegó la novela hasta ahora que ya estamos preparando la cuarta edición.
En tu novela nos acercas la lucha de una criada para escapar de su destino que le ha sido impuesto por su origen. También hay romances, odios y secretos. ¿Estamos antes una novela romántica o podemos llamarla costumbrista?
Para mí es una novela histórica-costumbrista con algo de romance y sembrada con la lucha por conseguir lo que se desea en la vida que es algo que queremos todos. Ser felices, autosuficientes y dar a nuestra familia la mejor vida posible.
He intentado que se pueda percibir la sociedad de ese tiempo y los momentos importantes que se vivieron como la guerra de Marruecos, las levas de los soldados y parte de los altercados que hubo en Barcelona por parte de la sociedad obrera que no quería ir a la guerra, así como la lucha para crear un negocio de la nada que es lo que consigue Manuela. Los secretos que se esconden durante muchos años también son importantes y son el motor que pone en marcha e inicia la novela.
Por último, he intentado hacer un poco de reflexión sobre el perdón y la satisfacción personal por entender a los otros. No sé si lo he conseguido, pero lo he intentado.
Sé que la trama no es del todo ficticia y que está ambientada en la historia de un familiar, tu bisabuela. ¿Toda la trama está basada en ella?
Sí, la historia está inspirada en la vida de la abuela de mi padre. Ella fue una mujer luchadora como Manuela, la protagonista, que se quedó viuda joven -con cinco hijos a su cargo- y que levantó una empresa ella sola. De su vida no tengo datos, así que toda es de mi cosecha, pero el espíritu y el carácter si que trascendieron y me llegaron por vía de mi padre.
Mi bisabuela Miguela es la simiente de la novela que ha salido de mi cabeza, pero hay pasajes reales, como por ejemplo el del vagón. Eso fue cierto. Al principio de la guerra mi familia tenía un vagón de azúcar en la estación de Calatayud -yo le llamo Terreros del Jalón en el libro- y tuvieron que esconderlo para que no se lo decomisaran. Toda la historia la he novelado y la he modelado como me venía bien, pero ese vagón existió y mi bisabuela también.
¿Cómo lograste documentarte para esta novela?
Ha sido lo más laborioso de todo el trabajo.
En el tema del vino y las bodegas, me he recorrido unas cuantas y he hecho unas cuantas visitas guiadas para recabar datos sobre la vendimia y los procesos para conseguir un buen vino. Para la fabricación de gaseosas también he recurrido a las fuentes y visité la fábrica de gaseosas Casa Negre de La Bisbal d’Empordà. Allí me atendió Josep Bonaventura Negre, hijo de la mujer que hizo realidad la fábrica. Me contó muchas historias de su madre y me explicó cómo era la fabricación de gaseosas y sifones en aquella época en la que todo se hacía manualmente.
En el resto de temas históricos me documenté mucho por internet. Es una herramienta muy útil que me ha ayudado mucho. Desde las hemerotecas que pone a tu alcance hasta pequeños detalles que me llegaron sin que fuera a buscarlos, gracias a búsquedas que hacía para encontrar datos históricos.
¿Cuánto tiempo dedicas a escribir? ¿Sigues alguna rutina?
Soy bastante disciplinada y suelo tener una rutina que me ayuda para concentrarme. Me gusta escribir tranquila, en el ordenador, en silencio y con la puerta cerrada para que no me desconcentre nadie.
Como trabajo fuera de casa todo el día, pero mis hijas ya son mayores y viven fuera, cuento con las tardes a partir de las seis para escribir. Lo intento hacer una media de dos horas y media o tres cada tarde.
Creo que escribir cada día, convirtiéndolo en una de las rutinas vitales, es muy importante. Al menos para mí. Yo lo hago y me va muy bien.
Estoy convencida de que la escritura es como cualquier músculo del cuerpo, cuanto más la ejercitas mejor funciona.
¿Es tu primera novela o guardas alguna otra en el cajón?
Nunca había escrito más allá de un diario de adolescente y ya de adulta, pensamientos e ideas en libretas. Eran reflexiones que no tenían mayor intención que ponerlas en papel.
La Casa del Azúcar es mi primera novela y el primer proyecto que afronté de esta envergadura. Eso es lo que me hace agradecer la suerte que he tenido al poder publicarla en una editorial con tanto prestigio como Ediciones B.
Tus cimientos literarios se formaron en la prestigiosa Escola d´escriptura de
l´Ateneu. ¿Se puede aprender a escribir?
Creo que sí, aunque también hace falta tener algunas características especiales que vengan de serie.
A veces me preguntan sobre la formación de los escritores y yo siempre digo lo mismo.
Se debe aprender. Escribir no es sólo llenar páginas, tenemos la obligación de conocer las técnicas que mejoran lo escrito para que nuestra obra sea la mejor versión que podemos conseguir.
Las editoriales lo tienen muy en cuenta y valoran la congruencia y la utilización de los recursos al alcance de los escritores. El buen trabajo se nota y ellos son los primeros que lo detectan. Si se conoce la técnica y se tiene una buena historia, se tiene mucho ganado para que ellos te encuentren.
No puedo agradecerle más a la Escola d´escriptura de l´Ateneu de Barcelona y a los profesores que me ayudaron a formarme los cuatro años que estudié allí. Igual que a mis compañeros, porque ellos también estuvieron cerca cuando los necesité. En los agradecimientos del libro lo digo y no es por formalismo; es porque lo siento en lo más profundo.
Sabemos que en tiempos de pandemia y con la mayoría de eventos cancelados, la promoción cuesta mucho más. ¿Cómo afrontas el reto de darle publicidad a tu novela?
Pues imagino que la afronto como todos los escritores que quieren darle visibilidad a su obra y no pueden: con pena y con paciencia.
Me dedico a las redes y poco más porque en estos momentos otra vía es muy, pero que muy complicada.
Espero que todo esto pase rápido, no por la promoción del libro sino para que la situación sanitaria, social y económica mejoren. Si todo eso se soluciona, podremos volver a la vida normal y también a hacer promoción de todos los libros que están como el mío, con normalidad.
¿Qué proyectos te esperan?
Estoy trabajando en un nuevo proyecto y tengo bastante escrito. Vuelve a ser una novela histórica y costumbrista, que se desarrolla en Barcelona, durante la guerra civil. Tengo como el cincuenta por ciento escrito y espero que en poco tiempo esté acabada y lista para la editorial.
Para acabar, quería agradecerte haberme hecho un espacio en tu blog y pensar en mi y en La Casa del Azúcar en estos momentos en los que, como te decía, es tan complicado llegar a los lectores.
Un abrazo y hasta siempre.
Lee la entrevista de Eugenia Oliver, su compañera de letras y Escola d´escriptura de
l´Ateneu:
Felicidades Àngels, espero leer pronto tu novela