Laura Sala empezó a escribir por imitación. De pequeña leía a escondidas el diario de su hermana. Y aunque no entendía muy bien para qué escribía cada día lo que le pasaba, lo empezó a hacer ella, porque es la pequeña y las pequeñas suelen imitar a sus hermanos mayores.
Autora de cuatro cuentos infantiles: La nena de la sabata vermella, El Capità Espàrrec, La Fava Murciana s’ha enamorat i No vull dormir sola; de cuatro libros de micro relatos: Micro relatos para romper el hielo, De puntillas, Pídete un día de fiesta y Siempre hay un primer día para todo; y de las novelas El principio de todo lo demás y Olbido con b.
Laura, “Olbido con b” es tu última novela. El título es muy sugerente como especial es ese mundo surrealista y onírico que encuadra la acción. Háblanos de tu libro.
Olbido con b habla del amor, de buscarse a uno mismo, de olvidar y recordar. Es una historia que arranca en un tren, un tren que no se detiene en ninguna estación y donde nadie parece tener recuerdos.
Es una historia que crece con muchos ‘y si’ y donde se intercala una realidad más o menos ficcional con un mundo más onírico.
La voz es femenina y la protagonista se enfrenta a algo totalmente desconocido para ella. El título me gustaba que ya fuera una ruptura porque ella se enfrenta a una ruptura en muchos aspectos, está formando su identidad y su mismo nombre ya tiene un significado en la historia.
También has publicado cuentos infantiles.
Sí, tengo ya 4 cuentos infantiles. El último, No quiero dormir sola, publicado por la editorial Cossetània en catalán y Lectio en castellano, acaba de salir a la venta. Los otros tres los he hecho con distintas ilustradoras y los he presentado cada Sant Jordi. Los cuentos infantiles son un escape a lo profundo de una novela o a lo íntimo de una poesía y me lo paso bien creando mundos imaginarios para los más peques, intentando romper con los arquetipos que venimos consumiendo desde hace tiempo.
Y relatos. Incluso ganaste el premio Platypub para tu “Tretze petits grans relats”
Sí, era un cuento corto que salió publicado en un libro. Se llamaba Ámsterdam y trataba de una pareja en plena ruptura y de cómo cada uno ve en su entorno lo que está sintiendo en su propia relación.
Tus escritos contienen mucha poesía, pero ¿en qué género te sientes más cómoda?
No escribo por comodidad, si acaso por incomodidad ;)
Cada género permite sacar algo de ti mismo. En el caso de los cuentos saco mi lado más infantil, que me gusta. En la poesía es una urgencia de vomitar algo en pocas palabras. Y la novela, la novela ya es algo más elaborado, más profundo también, porque nace de las entrañas pero crece hacia tantos puntos dispares que tienes que estar preparado para enfrentarlos todos porque cuando empiezas ya no hay marcha atrás.
Te has formado en la “Escola d´escriptura de l´Ateneu”. ¿Realmente se puede aprender a redactar textos?
A redactar textos se puede aprender, claro. A escribir se aprende escribiendo y leyendo y buscando tu propia voz, lo que quieres transmitir, buscar en lo más hondo de ti mismo, allí donde alguien grita, esa es la voz, creo. Y eso no se puede enseñar, creo que es imposible, depende de cada uno.
Allí donde alguien grita, esa es la voz.
A lo que se puede enseñar es a leer, a conocer el método, la disciplina, saber que es un oficio y que requiere de sacrificio también, y que uno no siempre tiene ganas pero si quieres hacerlo, tienes que sentarte, aunque sea a poner una coma para quitarla después.
¿Por qué escribes?
Escribir me ayuda en tantos ámbitos, me desahoga, me vacía, me entretiene, me ayuda a ordenar, a comprender, a sanarme también, a mantener el equilibrio, a imaginar otros mundos, otras realidades, a conocerme, a explorar, a preguntarme…
¿Cómo fueron tus comienzos en la narrativa?
Pues como los de cualquier niña, escribiendo mi diario personal. Siempre digo que fue porque mi hermana mayor escribía su diario y yo se lo leía a escondidas y entonces empecé a escribir yo. De ahí a escribir cuentos, poesía y novela fue surgiendo, cada vez mi voz buscaba distintas maneras de pronunciarse y fui editando mis pequeños libros, buscando ilustradoras para los cuentos, etc.
¿Tienes alguna metodología o alguna manía a la hora de escribir?
No mucho la verdad, solo me gusta tener un poco de orden espacial y que mi cabeza no esté pensando en tender la lavadora.
¿En qué medida la lectura influye a un escritor?
Yo creo que la lectura enriquece a un escritor y a veces influye sí, porque una voz, un ritmo, puede invadirte por un tiempo.
¿Qué estás leyendo actualmente?
Ahora mismo tengo 3 libros, uno que se llama Amor, de Hanne Ørstavik, otro de Patti Smith, Devoción, y El miedo, de Stefan Zweig. También releo el de Stephen King sobre escribir y poesía que siempre tengo cerca. El último, Vivir de oído, de Andrés Neuman.
Háblanos de tus proyectos
Mi proyecto ahora mismo se llama tara, una novela que acabo de terminar, que está en fase de corrección, y que saldrá en febrero. Gracias a un premio que gané, el Premio Café Madrid, la eligieron cuando aún era un proyecto y ahora ya es casi una realidad. La he tenido que escribir en apenas 5 meses, pero creo que valdrá la pena, espero ;)
Te dejo un poco de reflexión sobre tara:
¿Qué es la vida sino una gran tara? ¿Cómo se enfrenta uno al miedo? ¿Y al perdón? ¿Cuánto queremos? ¿Cómo queremos?
Estas son algunas de las preguntas que intenta responderse la protagonista de esta historia, en un viaje que la llevará a dejar a su pareja en una casa medio abandonada, repleta de taras, obligándola a cuestionar las suyas propias, las de su entorno y las de su relación. ¿Qué somos sino una suma de nuestras taras? Ellas nos forman y de ellas queremos desprendernos a cada momento, aunque no lo consigamos.
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